"Desde 1874... Una historia que surge de la tradición.
Todo comenzó en el pequeño puerto de ostras de La Tremblade en Charente Maritime, donde Eutrope GEAY y su hijo Georges, los pioneros de la familia, cautivaban a los mercados locales con su personalidad carismática y la calidad excepcional de sus ostras. Fue solo después de la Segunda Guerra Mundial que René GEAY, nacido en la tercera generación, cruzó las fronteras regionales y expandió la notoriedad de las ostras entregándolas él mismo a pescaderías de toda Francia.
El legado de este conocimiento es perpetuado por Patrice GEAY, quien perfecciona las técnicas y desarrolla una gama de ostras excepcionales que van desde la "fine de claire" hasta el "grand cru" de la ostra para establecer su reputación a nivel nacional. Hoy en día, Adrien GEAY, orgulloso de sus viveros que le brindan sus "grand cru", despliega su energía para dar a conocer estas ostras en todo el mundo."
"En el corazón de la cuenca de Charente, la tierra y el mar nunca dejan de encontrarse. Estos dos elementos emblemáticos de la región se entrelazan y se separan incesantemente al ritmo de las mareas. Es aquí, en Tremblade, un pequeño puerto de ostras, donde la familia GEAY ha estado establecida durante cinco generaciones.
Sin litoral entre el continente, el río Seudre y la isla de Oléron, la cuenca de Charente goza de un entorno ideal, propicio para la formación de corrientes ricas en sedimentos y fitoplancton, al mismo tiempo que se protege de las poderosas olas del Atlántico.
Durante la marea baja, las camas de ostras quedan al descubierto, revelando extensas franjas de tierra a lo largo de la costa, lo que permite trabajar en los parques. Luego, la marea creciente sumerge nuevamente los parques. Este fenómeno se repite dos veces al día con diferentes niveles de amplitud.
No obstante, la peculiaridad de la cuenca es la presencia de los "claros": antiguos humedales convertidos en una cuenca de refinación para las ostras a mediados del siglo XIX. Situados entre la tierra y el mar, los claros son un reflejo de ambos entornos. Su suelo arcilloso y su abundancia de fitoplancton confieren a las ostras de GEAY sabores únicos."