La ostra pequeña de la familia GEAY
Soy la primera de toda la estirpe. A lo largo del tiempo he tenido el privilegio de acompañar a cada generación de la familia GEAY. Mi crecimiento se da en la superficie del agua, siguiendo el ritmo natural de las mareas, y necesito al menos 30 meses para alcanzar mi forma adulta. Después, me trasladan al fondo de una "claire", un estanque tradicional donde me perfecciono entre 15 y 28 días, absorbiendo las cualidades únicas de este entorno natural.
Mis sabores son frescos, sutiles y llenos de vida. Mi carne fina y mi toque salino encantan a quienes me prueban. Ese delicado sabor a avellana me convierte en un elemento esencial para los encuentros gastronómicos más especiales.